3.12.09

Palomas porteñas


De mañana al despertar, en estado de somnolencia solemne e incorrupta, quince minutos que tranzan entre el sueño y la realidad. Una paloma regurgita al otro lado de mi persiana, con un ritmico sonido de gota en la cabeza. Una ira caprichosa por hablar me hace pensar en la estupidez de la paloma, su hablar, su caminar, su caca en la ventana, su manera de seducir, su movimiento de cabeza. Que bicho ridiculo, como ratas con alas escuche en algun lado y me parecio divertido. 

Tiempo después, dias despues, en la radio cuando hablan de todo un poco, comentan que este animal, pequeño y gris animal, es en realidad  muy inteligente. Demostralo paloma! Prejuzgo y aqui estoy, confesando un perdón inconfesable. Perdón paloma! Salí de mi ventana! Uchi!

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